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ESTRENOS | SEGUNDO PREMIO

ESTRENOS | SEGUNDO PREMIO

POR: FELIPE RODRÍGUEZ TORRES

Treinta años se cumplen del debut discográfico de Los Planetas, y que mejor forma de celebrarlo que con este  ‘Segundo Premio’, biopic dirigido por Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez, que promete ser una de las cintas nacionales de 2024.  Se llevó la Biznaga de Oro en Málaga y nos habla con ternura del periodo de crisis personal y artística del grupo a finales de los años noventa.

30 años cumple super 8, el disco debut de los Planetas, y 25 Una semana en el motor de un autobús. Dos álbumes que cambiarían no solo la música indie nacional, sino el devenir del panorama musical patrio. Entre esas dos efemérides se sitúa Segundo premio, la cinta dirigida por Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez que, aunque se defina como “esta -no- es una película sobre Los Planetas”, nos habla de ese momento crucial en la carrera de la banda, entre los resultados irregulares del Pop y la creación de Una semana en el motor de un autobús. Un periodo crítico y de incertidumbre, provocado por la decisión de May, bajista de la banda en sus primeros compases -interpretada por la actriz Stéphanie Magnin- de abandonar el grupo y la crisis personal y creativa entre J (Daniel Ibáñez) y Florent (Cristalino). Un relato de amistad, amor y demonios personales que iniciara Jonás Trueba y que han acabado llevando a -muy- buen puerto Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez.

Aunque sus verdaderos protagonistas no han estado involucrados en el proyecto, todos y cada uno de los integrantes de la producción ha tratado la historia con un respeto y cariño absolutos. Algo que le ha dado a la obra final una cualidad excepcional que la permite oscilar y navegar entre el relato naturalista y lo surreal u onírico. Algo que comparte uno de sus protagonistas, Cristalino: “Yo solo puedo hablar de mi experiencia personal, de la manera que preparé el personaje. Ni por parte de Isaki o de Pol, o de Fernando, el guionista, me dieron directrices directas de cómo acercarme a Florent, de conocerlo en persona o de documentarme de una forma muy exhaustiva. Porque existe en realidad toda esa leyenda en torno a ellos. Y lo que creo que se fomentó es ese punto de que si algo suena a leyenda está bien y no hace falta contrastarlo para ver si realmente fue verdad. Como si la idea alrededor de la película fuera intentar alcanzar o acercarse a lo que ellos han querido siempre transmitir en general”.

Esto se filtra en la manera de representar la turbulenta relación personal y profesional entre J y Florent, aportándole una mirada contemporánea a unos acontecimientos que transcurrieron en la segunda mitad de los años noventa, como nos explica de nuevo Cristalino: “La relación que tienen los personajes de J y Florent en la película es mucho más física, mucho más evidente, que la que tenían ellos, pertenecientes a una generación de hombres que no mostraban el cariño así por lo general. Sobre todo viniendo del rock, que era como otra forma de relacionarse entre hombres. Pero en el fondo, ese cariño y ese amor entre ellos y esa pasión que comparten por la música, o esa necesidad que tienen el uno por el otro, sí que está en su historia real, creo yo. Y en la peli hemos intentado reflejar eso desde lo físico”.

Un componente potenciado por los flashbacks de la relación de sus tres protagonistas y que se convierten en el corazón emocional de un relato que aumenta y potencia la ambigüedad y las interpretaciones de las letras de las canciones del grupo, como destaca también Cristalino: “Después de haberme documentado para la peli, leyendo libros, todas las conversaciones que hemos tenido, lo que he escuchado de los fans, al final, en este punto, yo no sé si Segundo Premio habla de una relación amorosa o le está hablando a Florent… Yo no lo sé ahora mismo. Y creo que eso es lo potente de Segundo premio. Esta ambigüedad es el tipo de arte que conmueve a la gente porque al no estar claro, cada uno se lo puede llevar a su terreno, puede entender una cosa e identificarse. Y tiene esa profundidad de hablar de muchas cosas a la vez”.

Un proyecto que ha tenido que sortear distintas dificultades, desde la salida de Jonás Trueba a la entrada de Isaki Lacuesta y la posterior introducción de Pol Rodríguez como co-director que, como nos cuenta Cristalino, no provocó ningún percance en la producción: “Ya teníamos la sensibilidad de Isaki y la habíamos entendido, su enfoque. Y luego, cuando tuvimos dos semanas para conocer a Pol y para que entrara en el proyecto, cuando empezamos a rodar, la sensación que tuvimos fue que Pol era super respetuoso con las ideas que había fijado antes Isaki”.

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