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ESTRENOS | CIVIL WAR

ESTRENOS | CIVIL WAR

Por: Felipe Rodríguez Torres

En su cuarto largometraje como director tras ‘Ex-Machina’ y las irregulares ‘Aniquilación’ y ‘Men’, Alex Garland abandona -solo de soslayo- la ciencia ficción, pero no la distopía, y nos lleva, cámara en mano, a un plausible futuro no muy lejano en el que Estados Unidos vive una cruenta guerra civil fruto del populismo… un apocalipsis que cada día se ve más cercano.

“Si yo no salgo elegido, habrá un baño de sangre en este país. Y eso será lo de menos. Si no ganamos estas elecciones, no tengo claro si volverá a haber unas elecciones en este país”, declaraba Donald Trump el pasado 16 de marzo en un mitin del partido republicano en la ciudad de Ohio. Anticipaba así los resultados y alimentaba de nuevo los fantasmas del golpe de estado tras perder las elecciones en noviembre de 2020, hecho que desembocó en el asalto al Capitolio del 5 de enero de 2021. Esa tensión y creciente polarización ha infectado recientemente tanto a la sociedad estadounidense como al resto de democracias occidentales. Hasta el punto de poner al borde del colapso la aparente paz que mantienen las democracias contemporáneas, amenazadas por la posibilidad inminente de un conflicto de consecuencias impredecibles.

La democracia se pondrá de nuevo a prueba el próximo noviembre, cuando Donald Trump y Joe Biden vuelvan a enfrentarse por gobernar el país más poderoso del mundo en la actualidad. Pero unos meses antes, el director, guionista y escritor Alex Garland se atreve a imaginar y pronosticar qué ocurriría en unos Estados Unidos sumidos en una guerra civil dos siglos y medio después, motivado por la ruptura social y política provocada por un populista y extremista presidente interpretado por Nick Offerman. Garland, autor de libretos para Danny Boyle como 28 días después, Sunshine y La playa (adaptación de su novela homónima), ha dirigido también tres películas de ciencia ficción high brow como son Ex-Machina, Aniquilación y Men, y un serial televisivo a redescubrir y reivindicar como es Devs. Precisamente Nick Offerman ya había protagonizado al siniestro genio protagonista en aquella serie.

En Civil War los espectadores seremos testigos de primera mano de la deriva de unos Estados Unidos distópicos, con los territorios de Texas y California convertidos en extraños aliados y compañeros de viaje. Lo haremos a través de la mirada de un conjunto de periodistas interpretados por Kirsten Dunst, Cailee Spaeny, Wagner Moura y Stephen McKinley Henderson en su periplo desde Nueva York a Charlotesville, Virginia. Un viaje que guarda similitudes temáticas y estéticas con uno de los trabajos de Garland más célebres en el género de la ci-fi: 28 días después. La ci-fi abraza en realidad toda su obra. Tanto que, ante las voces que se refieren a Civil War como una nueva incursión en el género, Garland ha salido al paso: “No lo veo así. Para empezar, no existe nada de ci-fi en ella”. Porque, para él, el tema principal de la cinta son los periodistas. “Es un relato sobre reporteros que atraviesan unos Estados no tan Unidos, en un futuro no muy lejano, intentando abrirse paso a través de una vorágine de violencia y oposición ideológica”. Oposición ideológica y polarización que se encuentran en el centro del discurso, tanto de la película de Garland como de nuestra sociedad en la última década. En una entrevista a The Hollywood Reporter el director hizo unas declaraciones que han hecho correr ríos de tinta: “Izquierdas y derechas son argumentos ideológicos, narrativas que sirven para gobernar un Estado. Eso es lo que son. No son correctas o incorrectas, buenas o malas. Apuestas por  aquello que piensas que resultará más eficaz. Y ya está. Pero las hemos convertido en algo ‘bueno’ o ‘malo’, en un asunto moral. Y eso es algo jodidamente estúpido e increíblemente peligroso… Y yo, personalmente, culpo de ello a las redes sociales”. Declaraciones que tuvieron respuesta hasta en un colaborador suyo, James VanderMeer, autor de la novela original que fue punto de partida de Aniquilación. Tampoco es nuevo: VanderMeer ya explicó públicamente que Aniquilación era una adaptación muy libre de su novela original, y que Men era, directamente, un desastre.

Intentando aliviar tensión ante quien se pregunta si Civil War es o no una crítica abierta a Estados Unidos, Garland responde: “Hay ecos de la fractura social y política en América en muchos países del mundo. Pero en el caso de América existe un peligro extra debido a su poder e importancia en el mundo. América tiene un concepto de sí misma por la cual se cree excepcional, se siente inmune a una serie de problemas que existen en otros lugares. Y hay algo que nos ha enseñado la historia: nadie es excepcional. Si no aplicamos racionalidad y decencia a estos problemas en cualquier lugar, las cosas se pueden descontrolar. No estoy intentando situar el origen del problema en Estados Unidos. Podría localizarla en Inglaterra y funcionaría igualmente. Pero las implicaciones de que ocurra en América son mucho más grandes a nivel global”.

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