ENTREVISTA | METRIKA

Por: Diego Rubio 

La artista castellonense,  cantante , rapera , compositora -y lo que quiera echarse a la espalda, en verdad-, presenta ‘madre fundadora’, un trabajo profuso y extremista que se siente como primera cima de su carrera, definitivo en cierto sentido. Trap, industrial, reguetón, hard techno, todo oscurecido, endemoniado, conducido a un delirio fractal. Si todavía no eres una zorra fiel, este es el momento de bautizarte. Ave maría putísima.

Aunque pueda parecer la gran revelación de la música urbana en femenino de 2024, Metrika lleva mucho tiempo en la música. “Siempre me he querido dedicar a ello”, dice. “Escribo canciones desde los 13 años”. Empezó, de hecho -y muy motivada por su padre-, en el mundo de las batallas. “Un total campo de nabos”, como ahora recuerda. “En mi inocencia pensaba: ‘Como no hay chicas quizá esta es mi oportunidad’, pero luego te das cuenta de que ,aunque sea un punto a favor porque llamas la atención, nadie te toma en serio realmente. Supongo que también se juntaba con que yo era muy pequeña y los jambos en general eran más mayores”. Confiesa que en aquella época era súper rapera: “No soportaba el reguetón ni el autotune ni nada. Era muy pureta para lo pequeña que era”. Pero también muy abierta. Y un día, probando en el estudio con otros géneros, “como de broma”, todo hizo clic. “Me di cuenta de que me llenaba muchísimo más tener un buen tema que hacer una buena batalla. Siempre he pasado muchos nervios en las batallas porque tengo un poco de pánico escénico, así que estar tranquila en el estudio y que aún así saliera una cosa de la que pudiera estar orgullosa era como, ¡wow!”. En los conciertos todavía dice pasarlo algo mal, y con las fotos y los videoclips. “A mí lo que me gusta es hacer mi música en el estudio, tranquila”.

Confiesa que escribe muchísimo, incansablemente. “Es horrible trabajar conmigo en ese aspecto. Si no hago un día música me siento fatal, así que no paro”. Su último trabajo, un salto adelante en todos los aspectos con el que espera situarse en otro nivel, iba a tener en principio solo 9 canciones, y ha terminado contando con 24. Y no se queda ahí: en los próximos meses tiene pensado completarlo con dos trabajos más. “A finales de año vamos a sacar un poco lo que viene después del duelo, la secuela, y mi idea es sacar después el antes del duelo, a modo de precuela y como cerrando una trilogía. En principio serán EPs, pero luego me volveré loca y tendrán 25 temas”, ríe. Es precisamente el duelo lo que sirve de hilo conductor para Madre fundadora, un disco que Thais Amores, nacida en Castellón en 2004, entiende de un modo casi satánico, salpicándolo de interludios gravísimos para marcar las distintas etapas de un luto, hard techno y aberraciones con la forma del Réquiem de Mozart. “Quería darle un punto así como interactivo, y me inspiré mucho en la saga Saw. Al principio es en plan ‘Hola zorra fiel, ¿quieres jugar a un juego?’. Y al final como que se da la vuelta todo: ‘No estábamos jugando en ningún momento, ahora empieza el juego’”.

Para llevarlo todo a buen puerto ha sido fundamental la mano de D.Basto, su productor y fiel escudero. Ella escribe los temas generalmente en su casa con cualquier beat de Youtube y luego los lleva al estudio con D.Basto y empieza la magia. “Siempre me cambia el tipo de beat. Me fío un montón de él y a mí me da igual el género, así que a veces yo he hecho un trap y él me lo cambia a reguetón. Yo tengo como mis tres recursos salvavidas: ¿No me gusta mi voz? Pues pitchéalo, o más agudo o más grave. ¿No me gusta un beat? Pues métele tambores. Él es muy de investigar, y yo la verdad es que soy más básica para eso”. Recuerda un día, en Bilbao, después de meses intentando transmitirle una idea: D.Basto sacó el portátil y le subió los agudos a un tema. “Me puse a llorar y todo -ríe-. Era una gilipollez al final”. Se entienden al nivel de ser prácticamente un dúo, y así lo hacen funcionar. ¿Que a ella le da por un hard tech? Pues él se lo lleva al delirio de Ave María Putísima. En ese tema “la parte de la confesión, por ejemplo, sí la escribí con él en el estudio porque tenía claro que quería un puente, pero hasta que no lo tuvimos no se me ocurrió nada”. Y sobre el giro makinero no hay mucho que comentar porque ha sido todo muy natural y les pilla a los dos bien cerca: “El D.Basto lleva toda la vida pinchando electrónica realmente, y yo lo he mamado en casa, a mi padre siempre le ha flipado”. Cosas de la Comunidad Valenciana.

Madre fundadora, la idea, va más allá del disco y se convierte en una faz más del personaje de Metrika. “Para mí Metrika, Madre fundadora y Zorra fiel son como una trinidad, un todo en uno. Es un poco Barbie, realmente, en plan: puedes ser lo que quieras ser… pero Barbie satánica… Busco desvelar esa fuerza interna, oculta, de la mujer”. Sus canciones tienen esa cualidad identificativa porque en el fondo son un poco su diario: refiere lo que le sucede, habla como lo hace con sus amigas. “Obviamente las que son zorras fieles no, pero la gente se me queja un montón, en plan ‘hala tía, cómo eres tan basta’. Pero es que yo cuento las cosas como si se las contara a mis amigas, y mis amigas y yo somos muy bastas”. Es algo que la mantiene conectada a la realidad. Se obliga a salir y a tener vida social no solo porque le inspira para seguir escribiendo, también porque le parece importante, y le gusta distanciarse del personaje en su esfera personal. “Si convives con ello creo que al final pierdes la noción de quién eres”, reflexiona con bastante claridad mental. “De pequeñita me imaginaba siendo superinalcanzable, en plan Madonna. Y ahora lo pienso y veo lo equivocada que estaba, porque veo a toda esa gente que va como de inalcanzable y siento que en el fondo es gente que está supervacía, no me dan buen rollo, las veo falsas. Supongo que es normal, porque lo que se ve desde fuera es que estas personas son superfelices y tienen muchísimo éxito. Pero la realidad es mucho más compleja”. También mucho más retorcida. “Llegará un momento en el que no pueda hacerlo, y entonces me dirán que se me ha subido a la cabeza y eso, pero me gusta mucho terminar los conciertos y salir a fumarme un cigarro con las fans, hacerme fotos… Siento que es sano, que no me ven inalcanzable y que soy una persona como ellas, con los mismos problemas. Humana, al final, que es lo que yo valoro de la gente que está en este mundillo, la verdad. La humanidad”. Está tirada con el móvil en el sofá de su casa en Castellón, “en medio de la nada”. Le da muchísima paz volver siempre a lo que considera su refugio, “estar con mis amigas, que son normales, que están estudiando, buscando curro… No me fío de la gente que no tiene amigos que trabajen en un Bershka”. Y no, no tiene pensado mudarse ni a Madrid ni a Barcelona en busca de esas promesas que tanto parecen y que pocas veces son. Está contenta donde está y, sobre todo, está segura de lo que hace, de la música que escribe y del curro que saca adelante con D.Basto y del apoyo de su equipo. “He visto tantas personas que se han venido a Madrid y que no se han comido un rosco que no lo siento necesario. Allí no se puede hacer nada sin dinero, es un pastizal todo. ¿Qué hago un miércoles muriéndome de asco en Madrid? Aquí me voy a la playa con mis amigas. ¿Me tengo que gastar toda la pasta simplemente en estar en Madrid para ir a cuatro eventos con cuatro gilipollas cuando encima a mí no se me da bien socializar? Paso. Si la música es buena, a día de hoy puedes triunfar desde Cáceres”. Ave María Putísima. Con pecado concebida.

D.BASTO: DOCTOR CEREBRO

“Es como mi hermano, es mi zona de confort cuando estamos fuera”, dice Metrika de su compañero de viaje. “Tanto él como yo somos personas a las que nos parece bien lo que le parezca al otro, no nos importa delegar… Si a él le suena bien yo confío y le dejo hacer. O sea, que al principio era un poco lo que iba saliendo, pero cada vez se parece más a una mezcla entre lo que él quiere y lo que quiero yo. Ahora discutimos un poco más porque durante este tiempo hemos ido descubriendo lo que nos gusta a cada uno, y son cosas distintas pero que juntas quedan muy guay”. Toda esa tensión -resuelta- se plasma en Madre fundadora.