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ESTRENOS | «DOS CHICAS A LA FUGA»

ESTRENOS | «DOS CHICAS A LA FUGA»

Por: Fernando Bernal

Mientras anuncia una nueva -y muy sangrienta- cinta de terror con su hermano Joel, Ethan Coen presenta junto a Tricia Cook esta comedia transgresora y salvaje con romance incluido. un homenaje al cine de serie B con formato de road movie y espíritu queer, protagonizado por dos de las actrices emergentes de su generación. ‘Dos Chicas a la Fuga» llega para sacudir una cartelera poblada de productos previsibles.

Tras más de treinta años trabajando juntos, con una simbiosis propia de hermanos siameses, Joel y Ethan Coen decidieron poner en pausa su colaboración tras el estreno de La balada de Buster Scruggs en 2018. Siempre dijeron que no tenía que ser una despedida definitiva, pero el caso es que mientras Joel se embarcaba en una adaptación de Shakespeare en La tragedia de Macbeth (2021), mostrando el registro más profundo -también denso- de su apasionante trayectoria, Ethan parecía ser el perezoso. En alguna ocasión aseguró que necesitaba parar, que hacer películas se había convertido en algo rutinario, pero su pasión por el cine, y el hecho de encontrar una película que también es una válvula de escape, le ha hecho ponerse detrás de la cámara de nuevo. Antes se dio un capricho en forma de documental-homenaje con Jerry Lee Lewis. Música del diablo (2022), y durante la pandemia él y su pareja Tricia Cook retomaron un proyecto que habían estado escribiendo juntos desde hacía tiempo, y que nunca estuvo pensado para que lo firmara la sociedad de los Coen. Drive-Away Dolls, el título original de la película que ahora se estrena en España como Dos chicas a la fuga, era esa válvula de escape que necesitaba en forma de homenaje al cine más libre, transgresor, desprejuiciado de la serie B de los años sesenta y setenta. Una película que podía formar parte de un programa de grindhouse -los cines de repertorio que proyectaban este tipo de títulos- pero que también se muestra actual en sus planteamientos e intenciones.

Comedia con formato de road movie, Dos chicas a la fuga sigue el viaje de dos amigas que buscan comenzar una nueva vida en Tallahassee (Florida). Sin embargo, una banda de criminales se cruza en su camino y frustra sus idílicos planes. Es una pareja antagónica: una acaba de romper con su novia y tiene un carácter libre, mientras que su compañera es mucho más correcta y recatada. Para conseguir esta química recurrieron a dos de las actrices más interesantes de la nueva generación. A la primera protagonista la interpreta Margaret Qualley, la hija de  Andie MacDowell, a quien pudimos ver como la autoestopista Pussycat en Érase una vez en Hollywood (2019), de Quentin Tarantino; Geraldine Viswanathan, su compañera de viaje, destacó en la miniserie Miracle Workers, otra comedia, en este caso de género fantástico, con Steve Buscemi y Daniel Radcliffe. Junto a ellas también aparecen en papeles secundarios Pedro Pascal o Matt Damon. Cook y Coen querían un film que destilara transgresión, diversión y extravagancia. La coguionista tenía claro que quería que las protagonistas fueran lesbianas. “Soy una cineasta queer, por lo que tener personajes queer como protagonistas me pareció natural. Muchas películas sobre lesbianas son profundas, serias y, a menudo, muy dramáticas. Para mí era importante contar una historia con personajes queer muy visibles, sin que su sexualidad fuera el objetivo de la película. Queríamos que tuviera mucho sexo, pero sexo divertido. Como se ve en una película de serie B, no en una cinta importante”.

El trabajo entre la pareja de guionistas fue muy similar al que Ethan y Joel practican juntos. “Simplemente compartíamos ideas uno con otro. Hablamos sobre personajes y escenas que serían divertidas y harían que la película funcionara. No nos preocupamos mucho por las realidades que ralentizarían el proceso”, asegura Cooke. Y, por otra parte, decidieron pronto los referentes que querían utilizar. En cuanto a tono, surgen los nombres de tres autores acostumbrados a la provocación y también con cierta tendencia a disfrutar de lo kitch y extremo. “Hubo muchos cineastas de los que pensamos: Está bien, ¿qué les podemos pedir prestado?’ O ¿cómo podemos al menos jugar con el tono que conocíamos de los tráilers de Russ Meyer y de todas esas películas divertidas y atrevidas? Habíamos visto a John Waters y Pedro Almodóvar”. En cuanto a títulos que tenían en mente, destacan Motor Psycho (1965), de Russ Meyer, y Bad Girls Go Hell (1965), de Doris Wishman, películas “sucias pero paradójicamente inocentes”. Y también el cine negro, con especial incidencia del clásico El beso mortal (1955), de Robert Aldrich, como punto de partida para generar el motivo por el que una banda de delincuentes quiere atrapar a las chicas.

Tras Dos chicas a la fuga, Ethan volverá a trabajar junto a su hermano Joel en un proyecto en el que probablemente también figure Tricia Crook, colaboradora habitual en labores de edición y de producción en el cine de los Coen. Lo único que han anunciado es que se trata de una cinta de terror puro y muy sangrienta. Ethan dio una nueva pista que seguramente haya hecho soltar alguna lagrimita a los fans acérrimos de su cine cuando dijo que “si os gustó Sangre fácil, creo que os encantará”. Una película “horriblemente divertida” que promete devolvernos a los Coen más salvajes, aquellos que empezaron rodando cortometrajes junto con su amigo Sam Raimi y que derrochaban cinefilia, ganas de divertirse y un sentido de la narración que mezclaba sin pudor el cine negro y el cartoon. Pero hasta que eso llegue, Dos chicas a la fuga es la mejor manera de disfrutar de una versión distinta y despreocupada del ya mítico ‘universo Coen’.

Ellas pisan el acelerador

La carretera no es un circuito exclusivo de los hombres, aunque históricamente se hayan empeñado en dominarla. Estas mujeres han reclamado su independencia, libertad y lugar en la gran pantalla a base de quemar rueda. Brrrm, brrrm…

SHE-DEVILS ON WHEELS (1968)

Herschell Gordon Lewis es una auténtica leyenda del cine: suyo es el honor de inaugurar el gore con Blood Feast (1963) y en su filmografía figuran títulos de culto para amantes de lo extremo como 2000 Maníacos (1964). Aquí revisita de una forma absolutamente alocada la icónica Salvaje (1953), con el encanto de la mejor serie B y una pandilla enteramente conformada por chavalas.

THELMA & LOUISE (1991)

Quizá una de las road movies más recordadas y todo un símbolo del cine noventero, cuando lo comercial (exitazo en taquilla) no estaba reñido con la autoría (ganó un Oscar). Ridley Scott embarcó a Susan Sarandon y Geena Davis en un viaje de huida -de sus vidas y de la masculindad- que tenía tanto de aventura como de experiencia iniciática. No es hacer un gran spoiler decir que tiene uno de los finales más inolvidable (y amargos) de la historia del cine.

DEATH PROOF (2007)

El homenaje de Tarantino y Robert Rodríguez al grindhouse terminaba con esta historia de venganza y empoderamiento femenino, con un psicópata al volante de un coche y cuatro chicas que sufren sus locuras hasta que deciden pararle los pies a hostias. Un slasher en el que las mujeres -lideradas por la doble de riesgo Zoë Bell- dejan de ser las víctimas para convertirse en violentas heroínas.

MAD MAX. FURY ROAD (2015)

Hubo que esperar décadas, pero la cuarta parte de la saga sobrepasó todas las expectativas de los fans y arrastró a nuevos seguidores al reino del desierto postapocalíptico, el ruido de los vehículos de fantasía y la música a todo volumen.

Charlize Theron como Imperator Furiosa otorgaba la dimensión femenina a una serie hasta entonces testosterónica; y George Miller orquestaba un clásico inmediato de la adrenalina.

 

 

 

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