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[ENTREVISTA] SHEGO

[ENTREVISTA] SHEGO

CONTESTAN SIEMPRE AL ALIMÓN, DEJANDO CLARO QUE LO SUYO, ANTE TODO, ES SER UNA BANDA. Y NO UNA CUALQUIERA. LO MISMO LOGRAN QUE TE REPLANTEES ESA CHULERÍA TUYA TAN MASCULINA QUE TE HACEN BOTAR DE LO LINDO EN PRIMERA FILA DE SUS CONCIERTOS. LLEGAN CON DISCO DEBUT Y YA PARECEN VETERANAS. DECIDIDAMENTE, Y COMO REZAN SUS REDES, @SHEGOMANDA.

Suerte, chica. menudo título para un primer álbum ¿era cuestión de darse ánimos a una misma o funciona como consejo generacional? “Creo que es un consejo hacia nosotras mismas”, rompe el hielo Raquel en nuestra conversación. “Sí, pero el disco también habla sobre enfrentarse a la vida adulta”, reflexiona Aroa, “entonces es un mensaje de ‘ánimo con eso’ tanto para nosotras mismas como para cualquier persona que se enfrente a esa situación. No es generacional: funciona para esta generación y para las que vengan”. Y Raquel pone la puntilla: “Y para las de antes también”. Con el compromiso hemos topado. Basta pegar la oreja a alguno de los temas anteriores de la banda, como Vicente Amor. ¿Se sienten Shego con la necesidad como artistas de denunciar o, cuanto menos, de poner en solfa ciertos estereotipos? Maite toma la palabra: “En las canciones del disco hay denuncia social, quizá no de forma totalmente explícita, pero está ahí. Creo que en general nosotras solemos poner en el punto de mira todas las afecciones emocionales y sentimentales que vivimos y que surgen como efecto del panorama socioeconómico. Al final esto se refleja quieras o no en un disco que esencialmente habla de cómo estamos”. Aroa, algo callada hasta ahora, rubrica y matiza: “Más que denunciar, se trata de visibilizar cómo nos sentimos respecto a lo que nos rodea. Si vivimos en una sociedad que está bastante jodida se va a notar en nuestro discurso, porque nos afecta directamente”

Shego

Hablando de situaciones jodidas: no hace tanto que Shego colaboraron codo con codo con Zahara en Merichane, todo un ajuste de cuentas con la violencia machista, con los abusos de cualquier tipo de poder y hasta con la industria musical. “Un poco difícil enfrentarnos a contar una experiencia personal de mierda”, confiesa Raquel. “Cada vez que hay que cantarlo es intenso”. ¿Tanto? “Yo disocio un poco en esta canción”, apostilla Maite, “porque si nos pusiéramos a sentir esta canción cada vez que la tocamos nos pondríamos a llorar: es bastante tremenda”. Aroa reincide en esa línea: “Recuerdo traer cada una nuestra estrofa y prestar atención a cada historia, y que fuera tan fuerte… Damn!”. ¿Quién iba a decir que Zahara iba a encontrarse tan cerca de Shego? Lo triste del asunto es que esa cercanía se haya producido también por razones extramusicales. “Es tremendo que una artista tan experimentada como Zahara haga esta canción y nos pida que hagamos lo mismo en la versión, contar lo nuestro, y que todavía haya cosas que contar, que todas tengamos momentos así…”, comenta Charlotte. “Da que pensar. Nadie se libra, ¡qué pena! Aunque qué bien por otro lado que podamos funcionar como altavoz para contarlo”. ¿Y con quién ajustaríais cuentas Shego en el momento actual? “¡Con quién no!”, gritan todas. “Sería una lista muy larga”, avisa Raquel. “Vamos a intentar no vivir en el odio, porque si no nos morimos”.

Pasemos pues a temas menos escabrosos. Hay otra característica muy Shego que marca a fuego este disco: la sensación de libertad que se traduce al jugar con la forma de las canciones. Por ejemplo, Estoy cachonda comienza casi como una tierna canción de Julieta Venegas, y al minuto justo se convierte en un ejercicio pop-rock que haría las delicias de una radio universitaria en plena eclosión indie. ¿Es el eclecticismo bien asumido la mejor manera de sacudirse las etiquetas? 

“Los movimientos o las decisiones que tomamos no son siempre premeditadas o están perfectamente estudiadas”, corre a corregirme Maite. “No nos ponemos en el local a forzarnos sonar eclécticas para librarnos de encasillamientos. El proceso es totalmente natural…”. “Es más”, añade Marta, “el hecho de construir los temas in crescendo empieza a ser marca de la casa”. Como también lo es esa forma de interpelar al oyente en las canciones que se tornan en una conversación a dos bandas. Es el caso de Qué voy a hacer, su feat. con Natalia Lacunza, o Sorry ojitos… “Yo creo que es como un deje en la manera de escribir, que de alguna forma provoca al oyente”, piensa Aroa en voz alta. “O una manera de hablar con una misma…”, apunta Charlotte. Decidido, han dado con la ecuación, puntualiza Maite: “Eso es, muchas de las canciones son un diálogo interno que puede confundirse o convertirse en externo. Quizá es esto lo que comentas”. Parece pues que no hay tanta intencionalidad al ponerse manos a la obra con las canciones, que Shego confían bastante en las virtudes de dejarse llevar. ¿Correcto? “No creo que haya un esquema de cómo hacer las cosas, afirma Raquel. “Desde luego no somos de cocinar a fuego lento en el estudio”, sentencia Aroa. “Las canciones salen por combustión espontánea, surgen de una idea raíz y en el local crecen”. En el local, y también en el estudio, han sobrevolado bastantes influencias a la hora de darle lustre al disco. “Han estado muy presentes Warpaint, Sharon Van Etten, Triángulo de Amor Bizarro, Jaden Smith, Little Simz, Biig Piig, Daniel Caesar…”, reconoce Maite. Claro que sin atarse a nadie. “Cada canción tenía una influencia que aparecía en la parte final del proceso para terminar de darles forma”, apunta Aroa. 

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Lo que es indudable -y es algo que parece afín a toda una nueva generación de artistas- es ese sonido noventero que parece volver cada vez con más fuerza. “Es cierto que nos hemos criado con la música de los noventa. Por eso se refleja en lo que hacemos”, continua Aroa. Pero Raquel no duda en marcar distancias: “De todos modos, hay muchos sonidos diferentes en el disco y no lo planteamos como un revival noventero. No, no lo creo”. Maite, como el resto, lo tiene bien claro: “La idea original del disco era que todos los temas sonaran a canción que no te quieres saltar, estaba pensado así. Igual si en el próximo disco queremos hacer 18 canciones y nos apetece que 10 sean…”. “¡Que ninguna sea un éxito!”, se apresura a gritar Raquel. Y de nuevo vuelven las risas. Desde luego, si siguen en la senda de este Suerte, chica estará complicado no facturar ningún hit. A ver si al final el súper poder de Shego, esa villana animada de la que toman su nombre, va a ser el de componer temazos, uno tras otro. Por cierto, qué acierto mirar hacia el lado oscuro. ¿Molan más las chicas malas que las superheroínas? “Nos atraen todas. TO-DAS. ¿Por qué tenemos que ser ángeles o demonios? Qué pereza”. Más alto y claro imposible. No hay duda: @shegomanda.

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Texto
TALI CARRETO
Fotografía
XAVI SOUTO

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