KATIA BORLADO Y ‘NOTAS SOBRE UN VERANO’: «PARA MÍ ESTA PELÍCULA FUE UNA SALVACIÓN»

Por Fernando Bernal

ASISTIR AL RODAJE DE ‘VOLVER’ EN ALMAGRO, EL PUEBLO DONDE PASABA SUS VACACIONES, DESPERTÓ EN ELLA LA VOCACIÓN DE ACTUAR. TRAS FORMARSE EN SU ASTURIAS NATAL, VIAJÓ A MADRID PARA COMENZAR A TRABAJAR EN LA JOVEN COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLÁSICO. PRIMERO LA SERIE ‘ALMA’ Y AHORA ESTA PELÍCULA -UN TRIÁNGULO AMOROSO VERANIEGO, REPLETO DE EMOCIONES, REENCUENTROS Y TENSIÓN SEXUAL- COLOCAN A KATIA BORLADO COMO UNA JOVEN ACTRIZ A SEGUIR.

“Una película de ficción son sus actores. Aun siendo consciente de esto, tengo problemas serios con los casting”, asegura el cineasta asturiano Diego Llorente. “Buscaba sin éxito actriz protagonista, hasta que vi una foto de Katia Borlado en una carpeta en la que Rubén, mi jefe de producción, guardaba fotos de actores que no me habían dicho nada hasta ese momento. De pronto el rostro de Katia brotó de entre los demás y vi en sus ojos una cierta verdad que encajaba con lo que buscaba para Marta”. Concertó una cita con ella en una cafetería en los bajos del campo de fútbol del Sporting. Hablaron durante una hora y después caminaron juntos de vuelta a casa. “Nada más despedirnos le envié un mensaje a Rubén: ‘Vengo de estar con Marta’”.

Pero, ¿de dónde sale Katia Borlado? Habitual de La Joven Compañía de Teatro Clásico -una de las grandes canteras de actrices y actores del país-, Katia nació en Gijón en 1990, y su vocación por la interpretación surgió bastante pronto. “De manera consciente, fue como a los 15 años. Mi padre es de Almagro y veraneábamos toda la familia allí, y uno de esos veranos estaban rodando Volver, de Pedro Almodóvar. Estaba todo el equipo enfrente de mi casa y a mí se me despertó algo. Me gustaba el ambiente y lo que veía, me bajaba de casa y cotilleaba desde las esquinas el rodaje. Y cuando me hice adulta me di cuenta de que siempre había tenido algo artístico: de muy pequeña me encantaban las obras de teatro de Lina Morgan, mi abuela me las regaló y yo me las aprendía de memoria y se las recreaba a ella. De alguna manera la imitaba y nos lo pasábamos pipa. Empecé a hacer teatro amateur con 16 años y luego entré en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias”. Sus primeros papeles fueron en teatro, pero luego llegaron el cine y la televisión, el casting que le abrió las puertas del audiovisual fue el de Alma. “En cuanto acabé la carrera me vine a Madrid, entré en La Joven Compañía e hice mucho teatro, eso no me dejaba probar en cine y TV. Trabajaba bastante, pero es que hay una barrera entre el teatro y el cine que no acabo de comprender. Algunos directores te encasillan. Pero con la oportunidad de Alma comencé a ir poco a poco, pero bien”. En teatro trabajó con directores como Miguel del Arco y autores de la talla de Juan Mayorga, y se fue haciendo mayor. “Te vas dando cuenta de que no todo te hace la misma ilusión”.

Con Notas sobre un verano, le ha llegado la oportunidad de hacer su primer papel protagonista en cine. Un película muy especial, sensible, libre en sus formas y que habla de su generación. “De primeras fue todo muy fácil. Me contactó uno de los productores para proponerme, porque me conocía de Alma. Pensé que se quedaría ahí. Tras el primer contacto con Diego leí el guion y descubrí algo que me apetecía mucho contar. Porque, a pesar de mis diferencias con Marta, la película tiene cosas que yo entiendo de mi primera mano. Como no poder terminar de denominar hogar a algo. Este momento de estar en Madrid y pensar las ganas que tengo de estar en Asturias, porque esta ciudad me vuelve loca. Pero luego llego allí y la gente ha cambiado y ya no es como cuando ibas al instituto. No acabas de saber cuál es tu casa. Y eso en la peli se ve claramente. Parte es mi vida. Con Diego manejamos el mismo lenguaje desde el primer momento, para mí el rodaje fue un rescate absoluto, estaba con problemas de salud física y pensaba que no podría hacer la peli. Ponerme a rodar desde un lugar tan vulnerable, todo mi mundo estaba desordenado, físicamente me veía distinta… Para mí esta película fue una salvación”. Además de la cuestión de los espacios, la película habla de temas que afectan a las relaciones de pareja. No llega a plantearse el poliamor ni una relación abierta, pero sí se trata de comenzar una nueva relación cuando ya se está implicada en otra. “Lo que pasa en la película tiene que ver más con la incapacidad de comunicarse de Marta, que no es clara con su amor de juventud, porque no sabe lo que quiere, falta diálogo o entendimiento a esta edad. Tampoco es clara con su pareja Leo, porque no sabe lo que siente por él. Ella se agarra a lo cómodo”

A pesar de la apuesta por una narración de corte clásico, la película asume riesgos tanto en la forma de mostrar las relaciones sexuales, como en el peso de los gestos y el lenguaje de los cuerpos frente a las palabras. ¿Fue complicado rodar las escenas de sexo? “Voy a ser totalmente honesta, grabarlas resultó muy sencillo. A Álvaro Quintana (Pablo, el amante) le conozco desde hace muchos años, cuando entré en La Joven. Allí había algo muy físico, todos nos habíamos visto desnudos en algún momento. Había una confianza extrema para jugar, para saber que desde el respeto se pueden conseguir muchas cosas. Las escenas de sexo fueron las primeras, y fuimos al cien por cien. Álvaro es como un familiar, fue fácil, yo le dije que confiaba en él y que me dejaba llevar para ver lo que pasaba. Fue algo cuidado, sencillo y el equipo era muy pequeño. Intentas entrar a tope con la situación y el cuerpo a cuerpo con Álvaro fue fácil. El shock absoluto para mí fue al ver esas secuencias en el primer montaje: lo pasé mal y luego fui bajando todo un poco a tierra. Lo sufría porque parecía muy real, pero es que esa es la gracia de la interpretación, que parezca real en la pantalla. Ahora ya lo he podido aceptar, aunque aún aprieto los dientes cuando veo esas escenas (risas). Quitándome todos estos filtros, estoy muy satisfecha con el trabajo que he hecho”.

La película ha tenido un importante recorrido en festivales, que empezó en la competición de Rotterdam, uno de los referentes del nuevo cine de autor europeo, y se prolongó en el prestigioso D’A de Barcelona. “La experiencia en Holanda fue increíble y nos ayudó a ver la envergadura que podía coger esta película. Nosotros confiábamos en ella, pero no pensábamos que fuera a pasar todo lo que está pasando”.

REFERENTES CLÁSICOS PARA UNA PELÍCULA MODERNA

“En mi vida (y por extensión en mi cine) tengo algunos referentes muy claros que después procuro no tener presentes de manera clara y consciente durante el rodaje y el montaje de mis películas, ya que creo que pretender resolver la planificación o el montaje como lo harían mis maestros es ridículo y pretencioso. Confío en haber hecho bien mi tarea antes: haberlos visto, leído y escuchado lo suficiente para que sus enseñanzas se hayan transferido en alguna manera, confiar en que mi mirada haya sido educada por la suya. Rossellini, Bresson, Eustache, Ford, Rohmer, Kiarostami, Duras, Akerman… todos los realizadores que me interesan comparten, además del hecho de saber dejar la cámara en el lugar adecuado y durante el tiempo necesario, el hecho de tener la figura humana en el centro de su interés.

A pesar de lo anteriormente dicho, si tuviera que destacar una película que reverberaba en mi retina en la concepción y realización de esta, esa sería A nos amours (1983), de Maurice Pialat, en cuya protagonista Marta podría encontrar un espejo de alguien que anduvo a la deriva antes que ella, en cuyos planos pensados, fondeados para dar la sensación de anclaje, ligeros para llevarnos, yo pude aprender a pensar los míos. De Antón Chéjov aprendí a afinar la mirada, a posarla en los rincones donde no se suele posar, a dejar algo de mí en todos mis personajes y a tratar de exponer sus hechos y razones antes que a juzgarlos. Aprendí, principalmente, el poder de la ternura en la vida y, por extensión, en el arte”. Diego Llorente, director de ‘Notas sobre un verano’.