ENTREVISTA | GiGi FM
Por: Miguel Pardo
El 7 de junio llega el nuevo trabajo de GiGi FM, ‘Movimiento’. La artista francoitaliana lo lanza en su sello, Sea~rène, en el que ya presentó algunos otros trabajos muy distintos en un sentido sonoro y conceptual. Sobre esas diferencias, la exploración personal y extraplanetaria y formas alternativas de conocimiento, hablamos con ella hace unas semanas.
Una de las referencias a las que alude Giulia Fournier-Mercadante (GiGi FM) durante nuestra conversación es al videojuego de exploración cósmica Starfield. La dj, bailarina, productora y mánager de su propio sello discográfico tiene un enfoque musical peculiar a la par que intuitivo. Una sirena intergaláctica, como ella misma se describe, que pretende unificar al clubber y al selector, borrando barreras o convencionalismos y poniendo a interactuar dicotomías y dualidades hasta generar un complejo cosmos repleto de infinitas y diversas formas de vida. “Somos contradicciones andantes”. Y cada uno de esos tracks o de esos microcosmos con su propia idiosincrasia es para Giulia como un individuo. “La música es como la gente, cada canción es una persona y tengo que pensar en dónde se encuentra, qué es lo que hace, qué es lo que dice, cómo se viste…”. Su concepción de la música en general y de la de baile en particular tiene el carácter profundo y ritualista de quien se preocupa con ahínco por los orígenes de sus prácticas, por su antropología. Así, GiGi procede a mostrarnos algunas de las sinopsis o explicaciones que hace de cada canción, de cada set… Y nos cuenta cómo Sea~rène “es la mejor plataforma para expresarme sin fronteras”. Cuando seguimos pensando en las barreras ficticias que rodean la música, afirma: “No hay danza sin música ni hay música sin danza… Incluso cuando escuchas ambient puedes percibir cómo una parte de tu cuerpo está conectando con ella”. Y en su propuesta como dj se puede percibir esa vibración que contiene infinitas variantes. Una propuesta simultáneamente telúrica y extraterrestre, que interactúa formando una ingenua manera de acercarse a la escucha y al cuerpo.
De este modo, no solo el viaje astral, sino también el estudio de los orígenes -¿acaso no son lo mismo?-, de lo abisal y reprimido por la historia, aparecen como un motor creativo para GiGi FM. “El universo nació del sonido y los átomos”, comenta referenciando el Om. Entonces no podemos sino preguntarle por otras experiencias y narrativas insondables, como los estados oníricos. “Los sueños pueden no significar nada… Pero podrían hacerlo, y creo que eso es genial y está relacionado con la mitología (…) Como todo lo espiritual, si te puede hacer ser mejor persona o entender mejor algo de ti misma, merece la pena”. Junto a esa necesidad originaria de buscar explicaciones y de dar sentido al cosmos que nos rodea se encuentra precisamente la de bailar y moverse con las vibraciones primigenias; de ahí el nombre de su nuevo EP. Pero también en esas capas más bajas y estados más profundos de conciencia podemos encontrar cosas inquietantes. “Muchas veces simplemente son miedos, porque somos pequeñas criaturas humanas asustadas”, dice, y continúa citando una de las frases que utilizó en su reciente all night long en Razzmatazz: “Una mente llena de miedos no tiene espacio para sueños”. Es ahí donde parece estar uno de los objetivos del proyecto de GiGi FM. Borrar viejas fronteras y divisiones generadas por el miedo y dar forma y espacio a nuevas formas de pensar e imaginar, nuevas conexiones y sueños que acontecen en algún lugar del espacio interestelar de la pista de baile.
“Las palabras no son suficiente”, concluye. Efectivamente, su proyecto y la conceptualización que hace de cada track en Movimiento parecen formar un todo con la música; un ámbito en el que cada tema existe por sí mismo. “Gabriella es mi tercer nombre y es un homenaje a mi abuelo”, dice referenciando la tradición napolitana de su familia y esa ascendencia latinizada, dramática e indecisa. Pero nos interesa particularmente Tempelhof, ese homenaje al parque berlinés en el que “la gente está haciendo barbacoas, skate, la gente está besándose, rompiendo relaciones…”. Un conjunto de antípodas emocionales y afectivas que funcionan como un sistema solar diverso, complejo y hermoso. “Siempre empiezo a hacer música desde un movimiento y un color”. Como si de una nueva especie que emerge se tratase, cada nueva variedad vegetal, como la multitud de plantas que Giulia tiene en su casa, crece y diverge con sus contrarios. “No hay yin sin su yang”, admite casi entre risas.
Desgraciadamente, estas mismas contradicciones, que son naturales, se ven exacerbadas de una manera preocupante en nuestro mundo polarizado. Cuando hablamos de la situación social y política actual, admite: “Temo por la democracia, porque no podamos tener compasión y comprensión”. Incluso nos comparte un poema que ha escrito sobre el contexto político y el genocidio, que os dejamos en el despiece. Terminamos en un tono reconciliador, comentando el set de Razzmatazz y cómo desarrolló una meditación guiada que basculó hacia el techno, el jungle, en un Lolita ambientado como un bosque submarino. “Es el espacio seguro al que voy cuando medito… Allí hago jardinería con mis pensamientos, retirando hojas”. Y con esa imagen, la de un jardinero que cuida las plantas de su vergel, cada una desde su particularidad y con sus necesidades propias, despedimos a Giulia. Flotando bajo el agua o en mitad del espacio exterior, nos encontramos en la música.