Una de las ventajas (y capacidades) que tiene Eneko como actor es su facilidad para salirse de los personajes, para abandonarlos a su suerte frente al espectador una vez terminado el rodaje. “Creo que tengo una relación muy sana con mis personajes, es verdad que profundizo muchísimo en la preparación, pero luego soy muy despegado. Cuando termino con ellos yo sigo con mi vida, y creo que eso es algo muy necesario para retomar el trabajo con ganas. Así tengo presente que la vida es mucho más que el trabajo. Al principio puede ser que sí me acompañaran un poco… pero ahora la separación es bastante quirúrgica, necesito descansar y olvidarme. Tomarme unas cañas, ir al cine y luego volver con ganas. No soy nada místico”. Y eso también le ha otorgado una versatilidad como actor que le permite afrontar riesgos, como fue su trabajo en la adaptación televisiva de Patria (2020). Acabó siendo un éxito entre los espectadores, pero generó una gran polémica. “Todo el mundo opinaba. Lo bueno era que había mucho interés por parte del público, pero por otro lado es verdad que, al ser un tema tan espinoso, a quienes formamos parte de la serie nos generaba dudas. No sabíamos qué reacciones iba a haber. Pero estuvimos muy bien acompañados, y conocí a un gran tipo como es Aitor Gabilondo, que cuidó tanto al equipo como lo que quería contar. La serie es una más dentro de un mosaico de relatos distintos sobre un mismo conflicto, y eso te hace relativizar”. Una demostración más de que, como el actor ha dicho en alguna ocasión, no tiene miedo de meter la pata. Parece que le va el riesgo. “Sí, pero de una manera no épica. Si me dedicara a otro oficio seguro que también me gustaría explorar terrenos nuevos. Tener siempre esa inquietud de descubrir si eres capaz. Es que yo no me quiero aburrir. Prefiero llevarme un pequeño disgusto a quedarme en casa con lo de siempre. Busco divertirme y conocer gente estimulante, me guío por eso en todo. También cuando selecciono mis papeles”.