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[ENTREVISTA] JIMENA AMARILLO

[ENTREVISTA] JIMENA AMARILLO

INCLASIFICABLE, ESTA VALENCIANA DE 22 AÑOS PODRÍA ACOMPAÑARNOS AL VINAROCK, ROTOTOM, SONORAMA, ORTIGUEIRA O MAD COOL, TODO EN LA MISMA SEMANA, Y TODO TENDRÍA SENTIDO. EN VEZ DE ELLO, NOS TOMA DE LA MANO Y CONDUCE POR LAS CALLES DE LAVAPIÉS Y LA LATINA, POR LOS RINCONES QUE SE HAN CONVERTIDO EN SU CASA, EN EL ESCENARIO DE SUS CANCIONES. LLEVA SU UNIVERSO A CUESTAS. SALTA ENTRE GÉNEROS COMO LE DA LA GANA, SIN MIEDO A DESINTEGRARSE POR EL CAMINO. PASAMOS UN DÍA CONOCIENDO A JIMENA AMARILLO, ANTES DE QUE ESTRENASE SU NUEVO DISCO, ‘LA PENA NO ES CÓMODA’, EN LA FIESTA DEL PRIMER ANIVERSARIO DE NUEBO.

EN NUEBO NOS MUEVE LA PASIÓN. ¿QUÉ DEBE tener, por tanto, un artista para ocupar nuestra portada? Nada en concreto. Tan solo tiene ya que apasionarnos. Tan sencillo y a la vez tan complejo como eso. Pero hay algo más un compromiso tácito y compartido entre nuestra visión del mundo y la del artista que aparece en portada, reflejada en la intermediación de un público que también se identifica con esos valores. Más si cabe si es quien protagonizó la celebración de nuestro primer aniversario. Jimena Amarillo, que el pasado viernes 14 de abril y de la mano de Sound Isidro nos ayudó a soplar las velas junto a Nico B en la Sala Nazca de Madrid, encara unos principios que nos representan como revista. Principios que creemos que representan también a nuestros lectores: juventud -no la busquen en el carnet de identidad-, talento, creatividad, rechazo de las etiquetas y una falta de complejos integradora. Con todo ello está construyendo esta joven valenciana de tan solo 22 años un proyecto que tiene mucho de slow food: es global pero también de proximidad -«think global, act local», que dicen en inglés-, es referencial es experiencial y testimonial, es hedonista y se cocina a fuego lento, dejando que los sabores se fundan para alcanzar el plano de los sublimes códigos, más allá de estilos y géneros, que resuenan con la gente que escucha. La industria ya no puede imponer -o al menos no con tanta facilidad y exclusividad- los suyos propios y simplemente trata de acercarse a estos artistas para alcanzar a comprenderlo «Hace falta un poco de renovación, en general. No puede ser que me lleven a un programa de radio, diga dos tonterías y me digan todos que ‘qué divertido’… No es nada especial, solo la prueba de que la forma de tomarse las cosas ahora es otra”..

 

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AL OTRO LADO DEL ESPEJO

Pero ¿quién es Jimena Amarillo? Estudió en la Escuela Suzuki de Valencia –“cara y pija, obviamente»–, dice burlona, sabiéndose objetivo de sus propios dardos. Toca el violín desde los diez años y ha aprendido teoría y lenguaje musical. Durante el confinamiento, recién mudada a Madrid, trabajó como repartidora en un Telepizza para ahorrar para una FP de Sonido que nunca terminó. Su conocimiento adquirido, admite, le permite mezclar lo que quiere mezclar y le ha ayudado a entender que el valor elevado que se le da a unas músicas sobre otras no es más que el reflejo de un sistema de clases. «A mí un Dellafuente me parece una cosa muy bien hecha, muy culta. Uno de mis sueños era colaborar con Ana Mena, pero mi amiga Natalia Lacunza se me ha adelantado. Belén Aguilera también me flipa. Hay que saber abrazar el horterismo cuando está bien hecho». Para ella la música es siempre referencial. Se ha ido descu briendo a si misma como un espejo reflejando cada cosa que despertaba algo en su interior e incorporándola a su mundo. Todo el mundo se copia, pero la forma de hacerlo y cómo lo plasmas en tu música es lo verdaderamente diferencial en el nuevo disco hay un tema que QUE es muy Pixies, pero no me mola que lo que se destaque sea precisamente eso. Ya lo sabemos, está todo inventado, vayamos más allá”.

Nunca niega sus influencias, y de hecho toda su evolución puede rastrearse en su Ins tagram. Empezó con una guitarra, dice ella, «en plan perroflauta» «Mi primera canción fue una versión de Taburete y tenía rastas y todo. Guau». En esa época le movían grupos como El Niño de la Hipoteca, Charango… también Vetusta Morla. «Un verano me puse a escribir canciones para una chica de Menorca de la cual me enamoré, pero en plan cantautora, rollo Carmen Boza». Cuando estallo la ola del bedroom pop, y a la zaga de artistas como Clairo, Boy Pablo o Cuco, empezó a mostrar los primeros signos de la Jimena de hoy. «Me compré una guitarra eléctrica para ser Sen Senra. Quería hacer esa movida». Fue Manu Prieto aka Belicemanu, productor de su EP Mientras ande, el que la metió en el mundo del rap. «Él ha estado ahí siempre, conoce al Hoke, al Noche, a toda esta peña. Él y Guillem, que son los dos únicos hombres heterosexuales que viajan con nosotras, me enseñaron también a Midas Alonso, que últimamente está en ese punto entre que no lo soporto y no puedo parar de escucharle”. Y añade: «En lo que no he entrado nunca es en el rollo de Frank Ocean, no sé por qué. A mi novia le encanta, por ejemplo, y es el referente absoluto de la peña esta de Madrid en la onda de rusowsky y de Ralphie Choo, que me flipan».
o DUST.

LA PENA NO ES CÓMODA

«El primer disco -cuenta Jimena mientras apura un Trinaranjus- lo grabé solo en cuatro pistas porque estaba en mi etapa lo-fi, casera y tal. Me iba a casa de Pau Roca, que vivía en El Carmen, al lado mío en Valencia, y hacíamos canciones. Hasta que salieron diez y dije ya está. Pero me generó mucha inseguridad en el momento de sacarlo. En parte por eso ha querido hacer este nuevo trabajo sola, para demostrarse a sí misma ya los demás que puede hacer un disco ambicioso por su cuenta. «Es como la esencia de lo mío. Al final mi música nunca ha destacado por esa calidad, fidelidad. Siempre me la ha sudado, pero quería aprovechar que me dejaran los estudios Metropol. Llevaba mi ordenador y mis cosas, grababa las baterías, los bajos. Yo qué sé, un Ed Maverick al principio, por ejemplo: me encanta ese sonido que deja tan claro que te lo has grabado tú. Si este disco no hubiera partido de hacer canciones en mi casa no hubiera salido bien. Realmente no concibo la música de otra manera».

Insiste mucho en el espíritu de directo que siempre tuvo en la cabeza mientras componía. «Me había dado cuenta de que en los conciertos faltaban momentos así, como más divertidos, más de subidón, confiesa Por eso hay beats que están más cerca del club, como los del trap house De la cabeza hasta los pies. Reconoce que mucha culpa la tienen Lewis OfMan y la banda Inner Wave. Me gustan muchisimo sus guitarras, los efectos de voz, todo. Me compré un sintetizador por ellos. Y no ha dejado de fijarse en el rap. «Me flipa lo que hace Enry K, por ejemplo, o Kenya Racaile. Y literalmente le he copiado algunas métricas a Juicy Bae porque me encanta su flow. Ahora que se han cumplido justo dos años de su primer concierto, un 20 de marzo en Fallas teloneando a Rojuu. está centrada en dar ese salto de nivel, con una formación nueva y nuevas canciones que debutará en nuestra fiesta aniversario. Aquel día pasé un poco de vergüenza porque se me pararon las bases, tío, y me salió de repente hacer un acapella de La manta al coll que es una canción que se canta en Fallas en Valencia. Ahí fue cuando supe que me iba a defender siempre en los directos, que tenía recursos”.
Con los pies en la tierra y fluyendo en presente, sin fijar la vista en ningún próximo nivel y libre de presiones, Jimena Amarillo hace una melodía de su propio calendario. Lo surfea de chill, lo llora o se lo baila. Y el éxito le vendrá solo. Solo hay que estar ahí para recibirlo.

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ENTRE NOSOTRAS

De la explícita declaración de amor a las opciones de colaborar con otras artistas, el universo de Jimena Amarillo es netamente femenino. Se muestra orgullosa por ello, y lo demuestra una vez más tomándonos de la mano para presentarnos su barrio, su pareja…
«Toda mi música la he compuesto para que la escuche la chica a la que yo se la he hecho… Me cuesta no hablar de amor, de mis experiencias personales en el amor. Creo que la única canción que tengo que no hable de una tía y yo es Indie esperanzador, que habla de mis amigos, aunque realmente eso también es una forma de amor«. Jimena Amarillo no sabe escribir de otra manera. Una vez le propusieron hacer una canción para el Día de la Tierra que hablara de no tirar de residuos: «Hice un post-punk rollo La Plata. Menos mal que al final no salió…. Y aun así, La pena no es cómoda es su trabajo más íntimo. «He sido más literal que nunca: el Interludio Lucía es literalmente Lucía cantando en un hotel y un audio que me mandó el día que la conocí, cuando me volvía a Valencia». Con ella comparte el camino, y también ha compartido la banda. Un riesgo, sí, pero el que no arriesga no gana. «Lo de Lucía se montó para el Mad Cool porque la chica que estaba antes no podía más. Me lo propuso de broma y yo me lo tomé en serio, y es que ella canta muy bien. Ahora llevo a otra chica, Eva, que es increíble.

Por otro lado, Quiero que me mires y Cosa de un amor -un drum & bass con dejes de hyperpop- están dedicadas a María Moreno, Amore. «Y un muñeco de la portada es ella, porque es muy amiga mía y me enamoré perdidamente de ella. Estoy deseando hacerme un tema con ella, un funk o algo así, algo que se salga un poco del estilo de las dos, pero con sus voces y sus coros, que me flipan». También le gustaría colaborar con Shego pero se le ha adelantado, otra vez, Natalia Lacunza. «La amo -dice entre risas-, pero colabora con todo el mundo. ¡Déjanos algo a las demás!». «Una cosa muy loca es que me escribió Aitana porque quería que estuviera en su próximo disco y tal, como con mucha prisa, que tenía que dejarlo todo cerrado ya. Obviamente le dije que sí, soy súper fan. Pero ya no me contactó más». El honor de ser ghosteada por Aitana no le quita los ánimos para colaborar. «¡Ojalá Silvia Pérez Cruz! Lo que tengo claro es que me gustaría colaborar solo con mujeres, salvo una excepción que ya se verá». No diremos nada más, solo que no dejaría a nadie indiferente…

Texto
DIEGO RUBIO
Fotografía
EDU GONZÁLEZ Y DANI VALDE

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