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ENTREVISTA | CHARLOTTE DAY WILSON

ENTREVISTA | CHARLOTTE DAY WILSON

Por: Gabriel Cárcoba | Fotos: Emily Lipson & Jessica Foley

De conserje en una iglesia a ser sampleada por Drake En su segundo álbum, ‘Cyan Blue’, la cantautora canadiense ha encontrado la libertad que tanto anhelaba. Por el camino, ha aprendido a comprenderse a sí misma. Hablamos con ella sobre perfeccionismo, la importancia de crear comunidad y la confianza en una misma.

Todo artista, en mayor o menor medida, trabaja con sus sentimientos. Pero esto no significa que los sentimientos siempre estén al servicio del artista. Son escurridizos. Evolucionan con el tiempo. Hay que capturarlos cuando surgen, porque no es posible recrearlos. Tampoco tiene sentido modificarlos, porque pueden surgir dudas. Charlotte Day Wilson llevaba tanto tiempo obsesionada con la perfección artística que se olvidó de lo más importante. Divertirse. Para su nuevo disco, Cyan Blue -que sale bajo el paraguas de XL Recordings-, lo ha tenido claro. “Estoy priorizando mi propio disfrute y me da igual que a la gente le guste o no”. La canadiense de 31 años se dio a conocer de forma masiva con el single Work en 2016, y desde entonces se ha labrado una carrera como cantautora independiente a base de composiciones cálidas y honestidad. Su producción artística se resume en dos exitosos EP y un aclamado álbum debut, ALPHA (2021). Los ingredientes son basslines de soul, dulces melodías de R&B y letras penetrantes. Sabiendo que sus dos primeros conciertos fueron Aretha Franklin y Stevie Wonder, todo tiene más sentido. “Creo que es difícil reconocer el impacto o la influencia de tus primeros artistas favoritos hasta que creces y te das cuenta de que no todo el mundo experimentó eso”. Charlotte no se esconde: “Pues claro que hago la música que hago”. Los padres siempre son los encargados de poner banda sonora a la infancia de sus hijos. “Estoy muy agradecida por ello. Ni siquiera puedo recordar la música que era popular por aquel entonces, porque siempre fui la niña que escuchaba los clásicos”. Ahora, ella es la inspiración de sus artistas favoritos. Drake sampleó su canción Mountains en Fair Trade y Patti Smith ha versionado Work en sus últimos conciertos. “Patti ha sido una gran influencia para mí y cuando vi su versión se me puso la piel de gallina”. Sin embargo, esto también le ha traído alguna que otra desilusión. “Descubrí algo sobre Patti que me hizo dejar de ser su mayor fan. Es una canción de los setenta -Rock N Roll N****r-, pero sigue cantándola hoy en día en sus conciertos. No está bien”.

En algún momento, Smith fue una de las artistas que contribuyó a que Wilson persiguiese una carrera como artista, pero podría haber tomado un camino muy diferente. “He jugado hockey de manera muy competitiva durante toda mi vida y estuve centrada en eso hasta los 18 años”. Unas expectativas de futuro poco alentadoras cambiaron su destino. “Por aquel entonces, no podías ganar dinero en el deporte femenino, así que lo dejé y empecé a tomarme en serio la música”. Reconoce que quizás ahora, con un horizonte más esperanzador para el deporte femenino, hubiera tomado otra decisión. Pero en ese momento se dejó llevar por la música. Empezó a estudiarla en la universidad, pero dejó la carrera para centrarse más en la parte de la creación musical. “No sabía qué iba a hacer con mi vida”. El gobierno canadiense le concedió una beca para realizar una pasantía en una discográfica de Toronto, Arts & Crafts. El único problema era el dinero. “No ganaba lo suficiente como para mantenerme a mí misma, así que al mismo tiempo empecé a trabajar como conserje en una iglesia”. Por aquel entonces conoció a sus futuros colaboradores habituales. Nombres tan sonados como BADBADNOTGOOD o Daniel Caesar. “Esa comunidad me ha ayudado mucho a ganar confianza en mi trabajo y a convertirme en mejor artista”. Hoy en día, siguen pasando mucho tiempo juntos, pero han dejado atrás el frío de Toronto. “Muchos de nosotros disfrutamos de hacer música en distintos ambientes porque, aunque Toronto puede ser un gran lugar para trabajar, no es siempre el más inspirador”. Finalmente, el esfuerzo dio sus frutos. “El sello empezó a fijarse en la música que estaba haciendo, me echaron una mano y cuando lancé Work pude dejar el trabajo de conserje”. El resto es historia.

Para Cyan Blue, Wilson se puso el reto de tomárselo con más calma. “Antes pasaba mucho tiempo haciendo música porque lo hacía todo: desde la producción y la composición hasta tocar todos los instrumentos”. Ahora se deja ayudar. “Trabajar con colaboradores hace que el proceso sea más disfrutable y rápido”. Después de tres años sin sacar música, tiene más ganas que nunca. “Es más divertido lanzar música cuando tienes a gente con la que compartir esa emoción. No es solo mi bebé, sino también el de toda esta gente”.

El color azul siempre ha ido unido a un sentimiento de tristeza, pero no para Charlotte. “Asocio el color azul con un sentimiento mucho más optimista, pero es parte de mi naturaleza tener algunos sentimientos muy intensos y siempre lidio con el dolor que sufrimos todos como humanos”. Un ejemplo de esta mezcla entre lo esperanzador y lo doloroso es la canción I Don’t Love You, escrita en dos momentos muy diferentes de su vida. “Escribí la mitad mientras estaba pasando por un momento muy oscuro y terminé la letra después de mucho tiempo, con más perspectiva y conocimiento sobre lo ocurrido”. Incluso en los peores momentos, existe luz al final del túnel. “El tiempo cura los sentimientos más intensos”.

Wilson ha llegado a admitir que cuando empezó en la música tenía “miedo de cantar, miedo de ser gay y miedo de hablar con ningún desconocido sin estar borracha”. “Admiro a la gente que no se preocupa por lo que otras personas piensan de ellos, pero yo nunca he sido así. Siempre me ha importado lo que todo el mundo piensa sobre mí y sobre mi música”. Ahora, por fin es libre. “No me he preocupado por si las letras eran lo suficientemente poéticas o por si tenían suficientes metáforas. Déjame escribir lo que sea que esté sintiendo en ese momento y dejarlo ahí”. Ha sido un largo camino para llegar hasta donde está ahora emocionalmente. “He llegado a hacer hasta ocho versiones diferentes de la misma canción, y me pasaba dos o tres meses con eso”. El cambio empezó dándose cuenta de lo que le llevaba a comportarse así. “No tenía confianza en lo que sentía o pensaba, ni en si era lo suficientemente bueno”. Ya tiene la respuesta a sus preocupaciones. “Es bueno porque me lo he pasado bien. Ahora confío en mis decisiones”. Pero el proceso por el que ha pasado la canadiense no ha sido sencillo. “Existe un sentimiento de validación sana al saber que la gente está escuchando la música, y darme cuenta de ello me ha hecho ganar mucha seguridad”. En lo musical, la solución siempre estaba delante de sus ojos. “Si la gente lo está disfrutando, ¿por qué me preocupo tanto?”. En lo personal, aconseja a todos sus fans que se permitan disfrutar de los frutos del trabajo duro. “Cuando te vas haciendo mayor, te das cuenta de lo afortunado que eres, y sería una idiota si no me aprovechase de ello y disfrutase los momentos que he construido para mí misma”. Esta nueva forma de trabajar no solo ha supuesto un cambio vital para la canadiense, también ha aumentado su productividad: el 3 de mayo lanzará su segundo álbum, pero sus fans no tendrán que esperar otros tres años para el siguiente. “Estamos terminando otro disco”. ¿Cuándo saldrá? “Esperamos que sea este año”.

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