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ENTREVISTA | NANPA BÁSICO

ENTREVISTA | NANPA BÁSICO

Por Diego Rubio

Todo tiene sus procesos, pero las cosas, poco a poco, van poniéndose en su sitio. Algo así le está sucediendo a Nanpa Básico este 2023: todo se le está colocando. Acaba de cerrar su primer paso por España -con paradas en festivales de Barcelona, Bilbao, Pontevedra, Gijón, Madrid y Zaragoza- y lo ha celebrado con una colaboración soñada para él: Desde el fondo, un junte con Nach y el barcelonés ZPU producido por el hermano de este último, Soma. Pero antes de esto también ha llegado un sólido EP titulado 99,9, una colaboración con la estrella del pop mexicano Ximena Sariñana –Nunca tuve tanto– e incluso un reguetón transfronterizo como Volvernos a amar de la mano de Lia Kali y Toni Anzis. Y para el invierno se avecina su mayor gira estadounidense hasta la fecha, con 11 fechas programadas, y un extenso recorrido por Centroamérica que incluye el regreso triunfal a Colombia.

Pero las cosas no siempre fueron así. Aunque ahora haya agencias detrás y posibilidades para llevar por el mundo a “los muchachos”, la banda que le acompaña en los conciertos, el camino de este colombiano de 33 años, natural de Pereira -una de las capitales del arábica en el eje cafetero del país- ha sido largo y se ha ido dibujando desde abajo. “En Colombia funcionan muy bien el vallenato, el reguetón, la cumbia o la música tradicional, pero el rap… no tanto”, reconoce al otro lado de la pantalla, emocionado aún días después de su paso por el Cruïlla. “Obviamente hay mucho rap; al final es lo que se escucha en la calle, como en toda Latinoamérica, o al menos es el eje que marcó la evolución en los ochenta y noventa. Pero no hay tantos raperos visibles”. Además, la propia escena rapera estaba en cierto modo estancada, anclada en debates que también se reproducen en España en torno a lo que se considera o no “rap real”. “En el rap hay muchas cosas que están prohibidas, que no son reales”, dice. “Parece que no se puede hacer rap romántico, por ejemplo. A mí al principio todos los raperos ‘reales’ me odiaban, y tienes que tener talante y confiar en ti mismo para no venirte abajo y saber enfrentarte”.

Pero entre él y otras figuras paisas como Ali aka Mind, Alcolirykoz o Cejaz Negraz están consiguiendo resignificar el género en Colombia de la forma en la que se ha hecho en los últimos años en Argentina, Chile o Perú. “En México los raperos son estrellas más grandes que los reguetoneros porque apenas está empezando a salir el reguetón mexicano. En Colombia considero que estamos en un proceso de academización: al no haber claros referentes visibles clásicos, el camino lo estamos consiguiendo abrir nosotros poco a poco, y los muchachos ya empiezan a ver cómo es la vuelta y van por ahí”. Y esto, construir una escena sólida, tiene un valor fundamentalmente social. “Ahora los chavales de los barrios no solo quieren ser bandidos y mandar en la calle, ahora también quieren ser músicos, freestylers, quieren ser artistas. Por eso la prosperidad en el arte es necesaria”.

Esto es clave en el discurso de Nanpa Básico, y él mismo reconoce que seguramente tenga mucho que ver el hecho de haberse convertido en padre de cuatro “cachorros” y cómo esto te cambia la vida. “Lo cambia todo”, cuenta siempre lleno de energía y dispuesto a llevarse el As de Millas, como dicen en Colombia. “Tienes que enfocar tu vida a portarte como adulto, tienes que poner la seriedad del caso y pensar en una infraestructura para que eso dure y tus hijos puedan comer de aquí en adelante… Y la forma en la que empiezas a organizar tu proyecto es muy diferente”. También, claro, la forma de pensar o el valor que das a lo que te rodea. “No quiero que mis hijos me escuchen hablando de pistolas y camellar la calle”, confiesa, y asegura que cuando le vienen ínfulas de grandeza agradece que esté ahí su madre para decirle que no se olvide nunca de dónde viene. Y en el fondo ofrece todas las claves de por qué intenta encontrar nuevas vías al rap clásico huyendo de clichés y corsés estilísticos. “Me parece muy peligroso cuando los códigos se convierten en una exigencia canónica del género, porque lo más lesivo es que se transmiten como norma ciertas ideas que deberían limitarse a la experiencia personal. Se ha romantizado la calle, y no. Si bajas muy profundo, todos esos códigos de lealtad de los que se jacta el rap ‘real’ desaparecen. No, papi, eso no existe. La calle es dura, es peligrosa, y hay muchos raperos que la viven y cuyo mensaje es totalmente contrario a las pistolas. Yo he preferido quedarme con lo bonito del barrio, y poner la violencia como ejemplo solo por exigencias del género es un error”.

Es una cuestión de coherencia, de que exista una cierta correlación entre lo que uno vive y lo que escribe, algo que siempre ha estado muy presente en la música de Nanpa Básico. “Es que, imagínate, para alguien que viene de Latinoamérica es difícil creerse algunos videoclips de raperos europeos cuando están rodados en algunas de las ciudades más seguras del mundo”, bromea sin muchas bromas. Lo que más le gusta es escribir -“más que comer, más que fumar, más que coger”-, pero se está entrenando en el duro arte de la conciliación familiar, tratando de disminuir sus horas de estudio en favor de su mujer y los cachorros. Lejos quedan la incertidumbre y la necesidad, no así el valor del esfuerzo y del camellar duro, de la humildad. Ahora toca divertirse como un adulto.

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