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ENTREVISTA | JOAQUINA

ENTREVISTA | JOAQUINA

Por: Diego Rubio

Con el Latin Grammy a la Mejor nueva artista recién recogido, la cantautora venezolana (una Olivia Rodrigo caraqueña, en la estela de otras cantautoras latinas como Shakira, Julieta Venegas o Natalia Lafourcade y con influencias del pop de los noventa) aterriza en nuestro país para tocar por primera vez sus canciones en un abarrotado The Basement. Joaquina es de lo más nuevo de este 2023, y por supuesto no nos quisimos perder semejante evento ni desaprovechar la oportunidad de sentarnos con ella

He quedado con Joaquina en un céntrico hotel de Madrid. Ella y su enorme equipo lo han escogido como base de operaciones para el primer desembarco como tal de su proyecto musical en el continente europeo, muy pocos días después de recibir en Sevilla el Latin Grammy a la Mejor Nueva Artista. A la tarde, pocas horas después de nuestro encuentro, ofrecerá su primera actuación oficial en España (aunque Joaquina ya había actuado en varios colegios de nuestro país y delante de la familia real como parte de una iniciativa de la Fundación Princesa de Girona para promover la música en el mundo de la educación). Presentaba en un abarrotado The Bassement Club las pocas canciones con las que todavía cuenta. Todo ha ocurrido en muy poco tiempo. Y es que Joaquina Blavia, que aún no ha cumplido los 20 años, lleva tan solo tres grabando sus propios temas y ha publicado, hace apenas unos meses, su primer EP, Los mejores años.

“Siempre he sido muy apasionada de la música, desde muy chiquita. Y a los 13 años, más o menos, empecé a escribir canciones. Dos años después, como a los 15 o 16, tuve mi primera experiencia grabando mis propios temas”, recuerda. Está cansada: lleva todo el día de promo, una intensa semana de viajes, ensayos a cuestas… Pero no pierde en ningún momento la sonrisa y el compromiso con su trabajo. Cuando decidió enfocarse en la música y abandonar la idea de la universidad, de hacer una carrera, se diplomó en un programa de producción y de ingeniería de sonido y se especializó en desarrollo artístico, siempre apoyada por sus padres, la presentadora de televisión Joaquina Flavia Canabal y el comentarista deportivo Francisco Blavia. Es disciplinada, meticulosa, perfeccionista. Hay que serlo para sobrellevar un ascenso tan meteórico, y al mismo tiempo hay que estar muy segura de una misma. Especialmente cuando haces un tipo de música que va en contra de los algorítmicos designios de los géneros urbanos. La venezolana cuenta que en sus comienzos, “al mero, mero principio”, sí que trataron en algún momento de convencerla para que enfocara sus pasos hacia allí, de que pensara más en las tendencias y en los resultados. “Pero creo que el punto de mi música”, dice, “es hacer algo diferente. Y la gente que me rodea tiene muy claro que yo voy por otra dirección. Y que tengo mucha hambre por ir en esa dirección, porque creo que ese tipo de música ha estado poco representada en los últimos diez o quince años. Y mucha gente como yo queremos eso de vuelta, hay más hambre de la que yo pensaba”.

 

Tiene cierta razón. El (inesperado) retomo de Taylor Swift en parte lo confirma. Pero aún más el éxito de artistas como Olivia Rodrigo. El pop y las guitarras noventeras están más vivos que nunca. “No es que me fije intencionalmente en los 90 ni que quiera sonar así por algo, más allá de representar una mezcla de todo lo que soy. A nivel de referencias solo todo esto sale a la luz porque es la música con la que crecí. La culpa la tienen mis papás y lo muchísimo que escuché a No Doubt cuando era cría… Hasta me disfracé de Gwen Stefani el año pasado en Halloween. También Alanis Morissette…”. Tiene muy claros sus referentes, y aspira al lugar que un día ocuparon Shakira, Julieta Venegas o Natalia Lafourcade como icono para una nueva generación.

Esta ambición, estas ganas de comerse el mundo (comprensibles en alguien de 19 años), va en paralelo a la presión puesta sobre ella, a las expectativas que ha generado su éxito. “Alguien me dijo alguna vez que la presión es un provilegio. Y se me quedó grabado. Yo siempre quise tener esta presión. Cuando empecé a escribir mis propias canciones, a grabarlas… siempre quise tener un equipo detrás de mí, gente que creyera en mí, que me apoyara y que me pusiese presión, no soñar y hacerlo todo sola. Así que no quiero quejarme porque precisamente esto es lo que yo siempre he querido. Y al final la presión lo que significa realmente es que tienes detrás a un montón de gente que cree en tí, y que quiere que des lo mejor que tienes. Es cierto que puede llegar un punto en que todo empieza a crecer hasta hacerse enorme y tener un punto tóxico, pero esa es otra conversación. Yo he llegado hasta donde he llegado por mi música, haciendo lo que me ha gustado en todo momento y lo que me ha salido de forma natural. Y que ahora esté yendo bien me da alas para seguir de la misma manera”. Lo tiene clarísimo, tanto como el apoyo de su team. Aunque a veces sienta vértigo y el viaje que tiene por delante pueda asustar, se siente arropada, dice estar feliz: “Todo va a ir cayendo en el sitio que tiene que caer”.

De una de las fuentes de presión más universalmente reconocibles habla en sus canciones. “Tengo una relación de amor-odio con las redes sociales”, afirma. Por un lado me parecen una herramienta espectacular para todos los que somos artistas: muchos hubieran matado por tener su propio canal de difusión con el que armar su propia imagen y distribuir y promover su música. Hoy en día pega la música a la que le va bien en redes”. Eso es así: si Joaquina no hubiera empezado a postear covers y pedacitos de canciones que escribía en su Instagram, quizá hoy no estaríamos teniendo esta charla. “Pero al mismo tiempo también hay mucha presión, mucha expectación, mucha comparación que puede llegar a resultar tóxica… Estamos todos obsesionados con tener comentarios, con conseguir engagement, likes, y es fácil perderse. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Porque quiero pegarme en TikTok? No, estoy haciendo esto porque de verdad me mueve, por amor a la música y por crear algo que sea longevo. Es válido pensar en si algo va a pegar o no en TikTok, pero yo no puedo pensar en ello cuando hago una canción porque ese no es mi propósito. Hay que aprender a manejarlo, y apenas estoy aprendiendo a hacerlo”.

Lo hace todo con calma, como quien se esmera en cuidar su caligrafía. El subidón del Grammy la motiva para mantenerse firme y confiada en que lo que hace no solo resuena en la gente que le sigue, también dentro de la industria. “Con o sin el premio yo iba a seguir trabajando igual de duro”. La lucha y el curro incasable son su abecedario. Agradece los premios pero no los necesita, con sus letras se escribe la palabra éxito. La chica que escribe canciones para Aitana o Sebastián Yatra, que en Miami (donde reside) abre actuaciones para Alejandro Sanz, avisa antes del que va a ser su primer concierto en Europa: ya está preparando una gira que recorrerá algunas de las principales ciudades del continente. Está convencidísima, además, de que sacará su debut largo en 2024. “En principio ya está fuera el primer sencillo (Quiero querete, para la que vuelve a contar a la producción con el mito Julio Reyes Copello, habitual de Thalía, Marc Anthony, Jennifer Lopez o Pablo Alborán), en que es una manera de meterme presión en el buen sentido. Pero estamos en pleno proceso, está solo empezando a hacerse: hay canciones pero no están terminadas. En cuanto al sonido estamos tomando influencia de mucha música folk, que me encanta. Sería una mezcla de folk-rock y synth-pop, esa es más o menos la identidad musical hacia la que estamos yendo”. Hay ganas.

Mejor artista nueba

Cruzó el Rubicón. Llegó, vio y venció. Con apenas tres años de trayectoria, solo un EP publicado y ni diez canciones en el aire, Joaquina ha sorprendido a todos al recibir, el pasado 16 de noviembre en la gala de los Latin Grammy celebrada en Sevilla, el premio a la Mejor Artista Nueva. Un galardón que recibieron antes, entre otros, David Bisbal, Juanes, Calle 13 o Karol G. A algunos de ellos tuvo la oportunidad de conocerlos en persona. Se sintió, por primera vez, como una más. “Fue una locura y sigo procesándolo, sigo asimilándolo. Al 1000%. Llegué con cero expectativas de nada. Para mí estar ahí ya era más que suficiente, ya era ganar, la verdad. Fue todo bastante surrealista porque como que es un momento con el que llevas soñando toda tu vida, y de repente pasa y no sabes muy bien cómo reaccionar”, recuerda.

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