PASSAGES, LA NUEVA DE IRA SACHS, SE ESTRENA HOY EN CINES

Esta explosiva película, que se pudo ver en los festivales de Sundance y Berlín, está protagonizada por Adèle Exarchopoulos, Franz Rogowski y Ben Whishaw. PASSAGES consiguió el Premio del Público en el Atlàntida Film Fest, donde tuvo su première nacional.

Ambientada en París, PASSAGES cuenta el cambio de dinámica que se produce en un triángulo amoroso desbordado por el amor, el deseo y el anhelo de lo inalcanzable. Sachs y su socio guionista, Mauricio Zacharias, decidieron construir ese triángulo en torno a una pareja gay cuya confortable vida se ve alterada cuando uno de ellos se enamora de una mujer. El juego no es nuevo. Antes se habían fijado en el amor romántico de KEEP THE LIGHTS ON (2004), sobre una nueva relación tumultuosa; y en EL AMOR ES EXTRAÑO (2014), que trata de una pareja mayor felizmente comprometida. Estaban deseando recuperar esa historia de amor desde un ángulo nuevo. “Era algo que no habíamos explorado en nuestras películas anteriores”, dice Zacharias, “una pareja con una unión sólida, pero que entra en crisis en un momento dado. Queríamos ahondar en ese momento en el que realmente quieres estar con tu pareja, pero en el que también quieres ser libre para volver a enamorarte. No puedes decir adiós y tampoco sabes qué es lo correcto. Yo había tenido experiencias parecidas e Ira tenía la suya propia, así que la historia está muy inspirada en nuestras propias vidas sentimentales”. 

En su octavo largometraje, Sachs practica una tradición cinematográfica que premia la atención, la inmediatez y la belleza, creando imágenes ricas en significado al contar una historia con una dimensión muy humana.

Para llevar a cabo el relato, Sachs decidiría entregar los tres personajes protagonistas a tres jóvenes intérpretes como Franz Rogowski, Ben Whishaw y Adèle Exarchopoulos. Al primero, tras verle en HAPPY END de Michael Haneke, y a Adèle Execharpoulos por considerarla la nueva Jeanne Moreau. Aunque, en realidad, el espejo de la co-protagonista de LA VIDA DE ADÉLE surge del visionado de EL INOCENTE, de Luchino Visconti. En particular, de la interpretación y la sensual presencia actoral de Laura Antonelli, que provocó, en palabras del propio Sachs, “el cuestionamiento sobre la naturaleza binaria
de mi propio deseo”. Algo que le ocurre al protagonista central del relato, el Tomas interpretado por Franz Rogowski. Un personaje cuya construcción conformarían, mano a mano, entre Ira Sachs y Franz Rogowski, influidos y totalmente rendidos a las interpretaciones del legendario James Cagney, en especial el de películas noir como AL ROJO VIVO y EL ENEMIGO PÚBLICO. Ira Sachs recuerda que en las conversaciones con Rogowski se preguntaban: “De qué manera conviertes a un villano en humano? ¿Cómo no avergonzarte de tus propios instintos?”. El resultado de todo ello es una película cruda y sincera sobre las relaciones sentimentales y de pareja, al estilo de clásicos como CONOCIMIENTO CARNAL o trabajos más recientes como CLOSER (ambas del director Mike Nichols), pero traída en este caso al tipo de relaciones y a los jóvenes de nuestro tiempo.