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FONTAINES DC | ENTREVISTA

Por: Guillermo Chaparro

Sus tres discos previos han posicionado a los irlandeses por méritos propios como uno de los grupos más relevantes y exitosos de su generación. Ahora están de vuelta con ‘Romance’ (XL recordings / Popstock!), un cuarto álbum con el que, lejos de acomodarse, dan un paso hacia delante para expandir su universo sonoro y reflexionar sobre el significado del amor y la búsqueda de lo qué es real y lo que no. 

«No me interesa nada un grupo que escribe el disco que se espera de ellos”. Estas palabras de Carlos O’Connell -guitarrista de la banda dublinesa- sobre sus gustos musicales, son la mejor presentación de Romance. Fontaines D.C. tenían claro que había llegado el momento de arriesgar y evolucionar. Y si en Skinty Fia (Partisan, 2022) ya había retazos de nu metal, hip hop o electrónica, en su cuarto trabajo la mezcla de géneros es más palpable aún, si cabe. La heterogeneidad es la piedra angular de un álbum que la banda define como un “acto de confianza y liberación”. Todo comenzó en 2022 durante las sesiones en los estudios londinenses de Maida Vale tras la grabación de Skinty Fia. “Nosotros terminamos un disco y, sin darnos cuenta, ya estamos con el siguiente. Algo que descubriste grabando se convierte en ideas para un nuevo trabajo”, explica O’Connell. “Durante las sesiones empecé a sacar en los pasillos los acordes de Favourite y se los enseñé a Grian. Teníamos la sensación de que estábamos ante el inicio de un nuevo álbum”. Terminaron de darle forma a la canción durante los ensayos de la gira, pero no sería hasta un año después cuando entrarían al estudio de nuevo. Entre medias, una extensa gira internacional que apenas les dio respiro, llegando al 2023 con la necesidad de parar y tomarse un descanso como banda. “Necesitábamos desconectar: mi hija estaba a punto de nacer, Grian iba a sacar su álbum en solitario, Deegan pasó una temporada en París…”. La separación les sirvió para descansar pero también para mejorar sus habilidades como músicos. “Teníamos ganas de parar, pero luego llegas a casa y la tranquilidad comienza a aburrirte. Empezamos a echar de menos la acción y cada uno de nosotros calmamos esas ganas por nuestra cuenta: Tom se cogió un estudio en Londres donde iba a tocar la batería todos los días, Curley se pilló otro al lado, Deegan estuvo en París cogiendo ideas”.

Incluso el propio O’Connell, que acababa de ser padre, sacaba tiempo para retomar la música. “Me monté un estudio en casa e ideé un sistema de trabajo a base de teclados para trabajar rápido en espacios de tiempo cortos mientras el bebé dormía. Con los teclados fui experimentando y expandiendo lo que podía hacer con la guitarra, algo que hasta ahora solo lograba estando con el grupo en el estudio. Esto me introdujo en el mundo del sampling hasta el punto que ahora para los directos vamos a utilizar un sampler”. De un día para otro, el grupo de Whatsapp de la banda comenzó a llenarse de cientos de notas de voz con melodías e ideas. “No aguantamos más, y en abril del año pasado llamamos a nuestro mánager para decirle que queríamos hacer un nuevo álbum”. Y, aunque la idea era centrarse en el disco durante los meses siguientes, recibieron la llamada de Arctic Monkeys. Los británicos iban a hacer gira por América de agosto a octubre y habían pensado en los irlandeses como teloneros. “Es el tipo de propuestas que no puedes declinar”.

No obstante, la gira no supuso un obstáculo para el desarrollo de Romance, todo lo contrario. Entre bastidores, compartieron música y encontraron una línea de comunicación con artistas sobrantes de actitud y creatividad como Shygirl o Sega Bodega. Aprovecharon cada momento para seguirdefiniendo el nuevo álbum. “Al ser teloneros, estábamos todo el día tirados sin hacer nada hasta que nos tocaba salir a tocar, por lo que aprovechábamos los tiempos muertos en backstage para ir sacando canciones con guitarras acústicas y un teclado pequeño a pilas que me llevé”. Y de la necesidad, virtud. La limitada instrumentalización llevó a O’Connell a jugar con los efectos del teclado y así fue creando una atmósfera oscura y rara que terminaría por definir el carácter del disco. “Estos momentos marcaron la ambientación y el sonido del álbum. Aunque luego en el estudio se desarrollase de una forma más grande, teníamos que asegurar que el sonido final iba a mantener este carácter”.

 

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Terminada la gira americana, vuelta al disco. Primero, pasaron un mes entero en Londres para la preproducción y poner sobre la mesa las referencias con las que llegaba cada uno. “Korn, Deftones, Lana del Rey, A$AP Ferg, Slowdive… Artistas muy diferentes, por lo que destinamos la mayoría del tiempo a estudiar las técnicas de sus géneros y estar muy preparados para aplicarlos en el álbum. Queríamos evitar que alguien ajeno a la banda se encargara de ello”, explica. Con las lecciones aprendidas, el grupo se trasladó a un castillo-estudio de París. Allí les esperaba el productor James Ford (Blur, Arctic Monkeys) para dar la forma final a Romance. “El mes en Londres sirvió para llegar a París con las ideas claras y asegurarnos así compartir el control con Ford. Nos entendimos muy bien”. Fueron seis semanas de trabajo sin descanso, durmiendo en el propio estudio y marcadas por “mucha atención al detalle y mucha discusión entre nosotros, lo normal cuando te encierras con tu banda”.
Durante estas sesiones también surgió el título del álbum. Fue idea de Grian, quien tenía en mente el anime Akira de Katsuhiro Ôtomo, una historia donde las brasas del amor se desarrollanen plena degradación tecnológica y corrupción política. “Me fascina eso: enamorarme en pleno fin del mundo”, cuenta el cantante. “El álbum trata sobre proteger esa pequeña llama. Cuanto más grande se avecina el armagedón, más precioso se vuelve”. Al resto de la banda les encantó el título desde el primer momento. “Lo que nos gustaba es que nos venía grande”, explica O’Connell. “No queremos hacer música volátil o fugaz, sino música que esté a la altura de una palabra de la magnitud de ‘romance’. Por otro lado, cada disco ha tenido una manera romántica de tratar diferentes temas: lo dublinés, el aislamiento… Al final eso es algo que define nuestra amistad”. Una amistad que comenzó hace años en torno a la poesía y la literatura, mundos aún presentes en su música, siendo James Joyce, Tom Robbis o Nikolaj Schultz algunas de las inspiraciones que han dado forma a la lírica del álbum.

Una de las preguntas que hemos querido dejar en el disco es: ¿Qué es real? Hay cosas que asumimos que son así, que eso es lo real, porque todos repetimos la misma idea, pero lo cierto es que puede haber más realidades. El límite entre lo real y lo que consideramos imaginario es borroso”. Igual de borrosas resultan sus raíces irlandesas en este trabajo, una de las señas de identidad del grupo desde sus comienzos. “Emocionalmente mantiene nuestra unión con Irlanda, pero no queríamos hacer lo que se espera de nosotros, porque no íbamos a estar a la altura. Una vez que hemos establecido esa alma irlandesa en nuestros trabajos, ya no podíamos hacerlo con la misma libertad, porque lo íbamos a ver desde los ojos del resto, no de nosotros mismos. Ya está reivindicado, ya está hecho”.

Tras su periodo en París, Romance estaba terminado. “Con este álbum queríamos compro- meternos de manera total con lo que hacemos. Teníamos muy claro qué es Fontaines D.C. y esta confianza nos da la libertad de no ser la banda que esperan. Creamos un nuevo universo distinto a lo anterior y fuimos a por ello al cien por cien. Es algo que estás haciendo junto a tus amigos y lo que menos debería importar es la opinión ajena. Ha sido bastante liberador”. Una ruptura también reflejada en su estética: noventera, extravagante y colorida. “Hay mucha falsedad en el rock and roll. Estoy muy cansado de los grupos de música alternativa guitarrera que tienen este complejo de tener que demostrar que son buena gente constantemente, empezando por la ropa. Estás haciendo un esfuerzo por llevar una estética de buena gente y eso es como llevar un uniforme. Y al final lo que te va a definir son tus actos, no tu ropa. En nuestro cambio estético también hay una reacción contra esto y un alegato por volver a los días en los que en el rock, la imaginación y la creatividad se extendían a todos los aspectos de la vida, lo que para nosotros es sinónimo de felicidad y diversión”.

El lanzamiento del álbum será el pistoletazo de salida de la primera parte del ‘Romance Tour’, cuya última parada será Dublín, el lugar donde comenzó todo hace nueve años. Desde entonces, cuatro discos, giras interminables por todo el mundo y diversos premios y nominaciones abalan la trayectoria de estos cinco chavales que son bastión de la música rock. Lejos de mostrar signos de agotamiento, Fontaines D.C. se mantienen firmes en su paso. “La amistad, seguir soñando y que alguien te mantenga los pies en la Tierra. Esa es la clave”.

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