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HIPNOSIS | ENTREVISTA

Por: Fernando Bernal

La escena del cine nórdico lleva una década haciendo mucho ruido a través de una nueva generación de cineastas que le da la réplica a maestros como Von Trier, Kaurismäki o Vinterberg. Un recién llegado que apunta muy alto es Ernst de Geer. El cineasta sueco firma en ‘Hipnosis’ su ópera prima con un extraño y cautivador sentido del humor. 

Joachim Trier, André Øvredal, Juho Kuosmanen o Ruben Östlund, que acumula ya dos Palmas de Oro del Festival de Cannes -con solo seis pelícu- las rodadas- y es uno de los cineastas mimados del festival, son algunos de los nuevos nombres del cine nórdico que más ruido han hecho en los últimos años dentro del panorama de cine de autor europeo. En realidad, es bastante difícil encontrar un nexo de unión entre este grupo de directores, cuyas propuestas van desde el intimismo postmoderno de La peor persona del mundo (2021) de Joachim Trier y Compartimento No. 6 (2021) de Kuosmanen al cine de género puro y duro de André Øvredal con películas como La autopsia de Jane Doe (2016). A esta generación de cineastas que llegan desde el norte de Europa hay que sumar un nuevo nombre, Ernst De Geer, el director sueco que debuta en el formato largo con Hipnosis, con la que obtuvo tres premios en el Festival de Karlovy Vari. Otro autor más que con su mirada oblicua de la sociedad -hasta de- formada en algún momento- pone a prueba la condición humana y sus miserias, siempre con un fino sentido del humor.

El cineasta sueco parte de una situación que podría haber fascinado a Charlie Kaufman o a Michel Gondry. Una mujer, Vera (Asta Kamma August), acude a una sesión de hipnosis para dejar de fumar y sale de la sesión siendo otra, pero no en sentido figurado. Parece haber perdido cualquier capacidad de filtrar y muestra una nueva personalidad. De Geer sitúa su película en el contexto de un congreso de start-ups, al que la protagonista acude con su pareja, André, (Herbert Nordrum) para conseguir financiación para su app: un escenario en el que se dan cita la comedia más desconcertante, el empodera- miento femenino y el mundo del capitalismo moderno alentado por las nuevas tecnologías. Un filme atravesado por un extraño sentido del humor y por una mirada analítica -y hábilmente corrosiva- que invita a la reflexión, pero sin buscar desprenderse de su ligereza. “Me gusta que una película pueda ser muchas cosas, que permita al público elegir lo que ve. Siempre me ha interesado la intersección entre la comedia negra y el drama sincero. Me gusta cuando no estás seguro de si debes reírte o estar horrorizado”, afirma el director debutante.

Para ellos el cineasta escribió unos papeles que tenían un punto de partida bien definido: “Me encantan los personajes que cometen errores y que hacen las cosas lo mejor que pueden, pero aún así fallan”. Esa imprevisibilidad en la historia fue algo que sedujo a Asta Kamma August nada más conocer el guion. “Cuando lo leí -afirma- no tenía idea de hacia dónde iba a ir, y esa incertidumbre desencadenó mi fantasía de una manera muy apasionante. Desde la primera vez que lo leí supe que quería interpretar el papel. En muchos sentidos es un papel de ensueño, especialmente por la gran transformación que realiza el personaje a lo largo de toda la película. (…). Ernst es curioso y de mente abierta, lo que hizo que esta experiencia fuera la más divertida que he tenido en un set. Para atreverse a ser tan abierto hay que confiar en el gusto del director, como hice con Ernst. Sabía que él nunca dejaría pasar algo falso. Y eso hacía que fuera muy seguro volverse un poco loca”, asegura la actriz sueca.

La química entre los dos actores resultó clave a la hora de sacar adelante la historia, y eso se percibe a la perfección en la pantalla. “Herbert Nordrum es un actor extraordinario, trabajar con él fue una maravilla. Ernst creó un set muy abierto y divertido, aceptando las improvisaciones y las ideas tontas. Encajó mucho con la forma en que Herbert y yo trabajamos. Tratar de mantener la curiosidad ante cualquier impulso que surja y no juzgar. Creo que le dio a las escenas un tipo especial de nervio y tensión que refleja el estado en el que se encuentran los personajes”. Ha trabajado con grandes del cine actual como Thomas Vinterberg o Lars Von Trier, pero si se la pregunta sobre el director que más ha influido en su corta carrera se lo piensa. “Ernst De Geer (risas). No, realmente. Hay un antes y un después de Hipnosis. Pensé que era muy difícil actuar en películas y televisión en papeles anteriores. Antes estaba muy perturbada al tratar de representar la escena como lo había imaginado en mi cabeza cuando la leí, mientras que en este proceso tuve que dejar de lado esa expectativa y quedarme abierta a lo que viniera, a toda esa frescura e improvisación”.

Cuando trata de definirse, De Geer tira de referencias eclécticas y sobre todo de directores que saben cómo trascender -y derribar- las barre- ras entre los géneros, algo que aprendió tiempo antes de comenzar a formarse como cineasta. “Al principio, incluso antes de ir a la escuela de cine, creo que fueron los hermanos Coen. Simplemente tienen una voz tan distintiva y sus películas son muy divertidas. Pero, al mismo tiempo, son mucho más que eso, lo que las hace muy fáciles de volver a ver. Otro que realmente afectó mucho a mi estilo fue Bong Joon-ho. La forma en que sus películas como Memories of Murder y Mother eran tan divertidas y al mismo tiempo tan increí- blemente oscuras…”. Una cuestión que resulta inevitable abordar con el cineasta, la que enca- beza este texto, es ese estado de salud del cine nórdico en la actualidad. ¿Hay algún secreto? “¡No sé! Estoy de acuerdo en que ha habido una buena cantidad de películas interesantes. Contamos con grandes cineastas escandinavos que han encontrado una audiencia internacional. De hecho también estamos luchando, al menos en Suecia, por encontrar audiencia local para algunas de esas películas. No creo que hayamos encontrado una receta para el éxito. Creo que lo que se necesita es una buena infraestructura, con financiación y escuelas de cine. Hemos tenido algo de eso, pero también podría ser mucho mejor”.

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